En una sala contigua al hall del hotel The Brick de Retiro está sentado Didier Rappaport. No tienen idea, pero cualquiera de las parejas que están desayunando a su alrededor pueden haberse conocido gracias a él.
Canoso, de anteojos y con el cuello de la camisa asomando de un pullover azul, no tiene el outfit de quien se hizo millonario por ayudar a la gente a tener sexo. O a enamorarse.
Es que antes era una comerciante textil en París. «Antes» es hace 4 años. Cuando tenía 40.
Ahora es el francés que en 2014 creó Happn. La aplicación de citas que tiene 50 millones de usuarios en 50 países y dos millones en Argentina. Fundó la competencia directa de Tinder, la más usada en el planeta. Y, aún así, va a comer con su CEO. La semana que viene también lo hará con el de la plataforma de encuentros Badoo -y de Bumble, donde las mujeres dan el primer paso-.
«Es que siempre es bueno relacionarse», dice a Clarín. Justamente, creyendo en eso, montó su «imperio del levante».
Didier Rappaport. (Foto: Luciano Thieberger)
El martes fue orador del Mobile Marketing Association Forum en Buenos Aires. Pero el miércoles, sin decir una palabra de más, anticipó a este diario que en Julio activará el cambio más radical de su aplicación: combinará la Inteligencia Artificial (IA) y el destino (el azar) para facilitar los encuentros.
La identidad de Happn es la geolocalzación en tiempo real. Permite que los usuarios se encuentren con quienes se hayan cruzado, literalmente, y tengan ganas de volver a ver. Cada vez que un usuario se cruza con otro en la vida real, su perfil aparece en la app del otro. Cuando los dos coinciden en el crush (un «me gusta» muto) se activa el chat para que se conozcan. Ahí se viene el gran cambio.
«La IA, el machine learning (algoritmos que recogen los datos que surgen de la experiencia de uso y lo transforman en acciones. Entonces, los sistemas «aprenden automáticamente») cambiará definitivamente todo. Hoy en día tenemos tanta cantidad de datos para procesar que es muy difícil entender el mundo en el que vivimos. Así que sólo analizando toda esa data es como podemos ver la capacidad de las personas para lograr el éxito al conocer a alguien», dice a Clarín Rappaport.
«Eso no quiere decir que vamos a asegurar que esta persona se va a enamorar de esta otra. Cualquier app que diga eso miente. Porque el amor no es algo que podamos planear. Creemos en que siempre sucede cuando no lo esperamos. Que tiene que ver con las pequeñas coincidencias de la vida, con el azar. Pero tratamos de reforzar la probabilidad de que el encuentro sea el correcto», detalla.
Rappaport, de comerciante textil al creador de un éxito de las citas desde el celular (Foto: Luciano Thieberger)
Esta tecnología no es un mecanismo que toma decisiones por los humanos. Por el contrario, es un asistente que analiza nuestras experiencias pasadas y realiza predicciones sobre cómo querríamos avanzar en el futuro. Y da opciones en esa dirección.
«Lo de que los usuarios estén al mismo tiempo, en el mismo lugar no va a desaparecer. Eso ‘es’ Happn. Pero lo vamos a hacer aún más real y menos virtual. Por ejemplo, cuando estás en una gran ciudad te vas a cruzar con miles de personas en la calle. Así que, como no vas a hablar con todos, en tu timeline en la app (la pantalla donde aparecen los usuarios) vamos a rankear a esos perfiles. Es una suerte de filtro. Pero, al mismo tiempo, no queremos jerarquizar a esos usuarios sólo con procesos de Inteligencia Artificial. Queremos mantener el espíritu ‘random’ (azaroso) en la búsqueda del amor. No creo en un algoritmo, creo en la magia del amor», sentencia.
Para explicarlo, el CEO da un ejemplo desde la atracción»reincidente» de querer levantarse a alguien parecido a un otro anterior. «Si me fijo en la manera que buscás en Happn, me puedo dar cuenta que un hombre siempre elige a una mujer rubia. Pero no voy a hacer que en la app siempre le aparezcan rubias, también le voy a mostrar morochas. Porque no sabemos qué puede pasar. Esto realmente es sobre coincidencias, el azar y el destino.»
En julio estará la nueva función que cambiará el producto y medios estadounidenses dicen que será como «el Pokemon Go del amor», para cazar personas reales. «Si solés ir a un bar que te gusta mucho por la atmósfera y la gente que va ahí, en el futuro vas a poder ver desde donde estés a todos los happners que están en ese bar. Sin necesidad de que vos también estés ahí.» Por el momento, se puede ver en el pasado o en tiempo real a los happners que estuvieron o están donde estás o estuviste.
La última encuesta -a 3.000 usuarios de entre 20 y 50 años- en Córdoba, Rosario y Buenos Aires afirma que las formas idílicas para el levante «argento» son: «por el destino» (en el sentido de lo azaroso), el 52%; por un «amigo de un amigo», 46%; «en el trabajo», 32%); en un «bar o fiesta», 31%; en vacaciones»; 29%; y en «apps de citas» (19%). El dato de que para la mayoría de los argentinos -los segundo más activos del mundo- «el destino» sea la mejor forma de conocerse, es clave. Ese es el ADN de Happn. «Sería el primer eslabón en la cadena de iniciar una relación a través de nuestra app», dice el parisino que apoya su matrix tecnológica en un concepto eminentemente romántico.
Rappaptor logró crear un negocio millonario desde una app que, a diferencia de WhatsApp, Facebook o Instagram, tiene fecha de caducidad en los celulares de los usuarios: cuando dos hacen crush, se enamoraron y dejan de usar Happn o cuando se cansan de intentarlo.
«Ese es nuestro desafío. Pero eso está integrado en nuestro modelo de negocios. Quienes encontraron a su alma gemela se van a ir para siempre y hay otros que van a encontrarlo durante un tiempo, puede que se termine y vuelvan a la app. Es que hoy en día hay solteros de todas las edades. Hoy tenés un montón de más de 40, a los que el matrimonio no les resultó», asegura.
Los usuarios argentinos en Happn son más jóvenes que en el resto de los mercados. El grueso tiene entre 25 a 34 años. Y en los últimos años el segmento de mayores de 40 años fue el que más creció, en un 70%.
Más allá de los datos, cada vez que viaja, este CEO habla con solteros de cada país. «Cuando les preguntás ‘¿Por qué estás solo?’ Todos te dicen lo mismo: ‘¡Es muy difícil conocer a alguien!’. En determinado momento, ya conocés a todos los amigos de tus amigos. La gente realmente necesita ayuda para conectarse con personas que no conoce. Nosotros ayudamos.»
Así como Candy Crush brinda «ayuditas» para pasar de nivel, así los usuarios no se sienten frustrados y sigan en el juego, Happn también tiene la posibilidad de ‘controlar’ el nivel de frustración en el levante. «Podríamos ‘boost’ (potenciar) algunos perfiles porque notamos que no tienen muchos crushes. Pero -aclara- por el momento, no lo hacemos».
Al hablar de Tinder, reconoce que «tiene un concepto que es absolutamente brillante»: el swipe (deslizar para la derecha un perfil si gusta o, a la izquierda, si no). Para ver el próximo perfil, habrá que haber pasado el anterior. En Happn, en cambio, los perfiles no desaparecen, y se puede scrollear entre ellos todas las veces que se desee.
«Eso es brillante en términos de marketing porque obliga a la gente a permanecer en Tinder (lo que se llama engagement o permanencia). A pesar de eso, te aseguro que nunca vas a ver una swipe en Happn. Porque consideramos que aunque vemos perfiles, antes hay personas. Y creemos que al remover un perfil -en el sentido de deslizarlo hacia la izquierda- también estas ‘removiendo’ a las personas. Eso es convertirlas en objetos. Transformar a las personas en cosas haría que nuestra app sólo sea para encuentros sexuales. Y Happn no lo es».
«Somos una app muy segura respecto a los datos. La ley nos obliga a testear nuestro sistema. Esto lo consideramos una ventaja, porque los datos no pertenecen a Happn sino a los usuarios y les tenemos que informar cómo obtenemos los datos y qué hacemos con ellos», dice sobre dice sobre el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD, más conocido por sus siglas en inglés: como GDPR,), que entró en vigencia el 25 de mayo.
Happn tiene que borrar los datos del los usuarios cuando así lo expliciten. Eso no quiere decir que los datos se borren cuando alguien elimina la app del teléfono, ya que, cuando la vuelva a descargar, aparecerá su historial de actividad y todo lo que habían hecho en la aplicación. La «destrucción» de los datos se da cuando el usuario pide que desaparezcan para siempre.
Aún así, por ley, debe guardar esos datos durante un año. Por si le son requeridos por la Justicia. Eso datos, entonces, son guardados en una base diferente a la que almacena los datos de los usuarios activos. Después de ese año, los perfiles se esfuman. «Las personas», como así los llama Rappaport, también.