Es un estudio realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) que desarrolló el “changómetro” para analizar cuánto subieron los alimentos y los artículos que se consiguen en los supermercados.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó ayer que la inflación del mes de julio fue del 3% y se acumula un 29,1% en lo que va del año. Sin embargo, más allá de los números, la inflación se palpita en los sueldos y en la caída del poder adquisitivo. Por tal motivo, la FADA ideó el estudio para analizar cuánto subieron los alimentos y los artículos que se consiguen en los supermercados.
Según el informe, titulado “Changómetro”, en diciembre de 2017, año en que comenzó a circular el billete de $ 1.000 con la imagen del hornero, con un solo se podía llenar un chango de supermercado. Hoy, casi cuatro años después, se necesitan más de cuatro para comprar lo mismo.
Además, el relevamiento muestra datos de indumentaria, productos alimenticios y hasta nafta. Los valores comparativos demuestran que a fines de 2017, con $ 1.000 se podía llenar un tanque de 40 litros, mientras que casi cuatro años después apenas se llega a 10 litros.
Asimismo, en la comparación entre alimentos, el changómetro releva cómo se mueve a nivel de precios una misma canasta de productos. De esta manera, el informe FADA revela que en cuatro años, para llenar un changuito se pasó de $ 1.000 a $ 4.000, es decir, un 85.7% más hoy que lo que se necesitaba en 2017.
El relevamiento muestra que en diciembre de 2017 una canasta de productos de consumo masivo costaba $ 1.000, pero sólo doce meses después para llevarse lo mismo había que desembolsar $ 1.512. Y en diciembre de 2019, $ 2.370.
En tanto, en diciembre de 2020, la misma canasta de productos alcanzaba un valor de $ 3.367, y en julio de 2021, $ 4.401. En este sentido, se puede hacer un corte desde el ingreso del gobierno actual a la Casa Rosada y el incremento llega al 85,7%. Esto se verifica, según FADA, en algunos productos emblemáticos de la canasta alimentaria como asado y yerba, entre otros.
Uno de los productos que más se comercializa en nuestro país para consumo diario es la yerba mate; los números también demuestran un incremento acelerado: “Mil pesos eran 29 paquetes de yerba de medio kilo en 2017, hoy sólo compramos 5. Tomamos 240 mates menos, perdimos 24 paquetes”, explicaron desde FADA.
En cuanto a otro de los alimentos que consumen mucho los argentinos, el asado, pasa la misma situación. El informe revela que mientras cuatro años atrás se podía compartir un generoso asado de 8 kilos con 16 amigos, ahora con lo mismo se puede comprar 1,5 kilos, que no alcanzan ni para una familia tipo (dos adultos y dos niños). En este sentido, David Miazzo, economista jefe de FADA comentó: “Esta puesta en imágenes cotidianas nos sirve para entender los datos duros: perdimos seis kilos y medio”.
Además, Miazzo afirmó que: “El problema de la inflación no son los precios, son los pesos”. Y aclara que “lo que pierde valor es el peso, cada vez necesitamos más billetes para comprar lo mismo: eso es la inflación”.
En tanto, Natalia Ariño, economista de FADA, comenta sobre el estudio: “El termómetro arroja que para comprar un changuito, que a fines de 2017 nos salió mil pesos, hoy tenemos que gastar más de $ 4000. Mismo changuito, con mismos productos, cuatro veces más”. Y aclara que no sólo pasó con los productos del supermercado, también con la ropa, con lo que llenar el mismo placard hoy cuesta cuatro veces más. En el mismo sentido, Ariño agrega que: “Las mismas prendas que comprábamos con mil pesos, ahora cuestan cuatro mil”.
En tal sentido, Ariño, analiza las consecuencias de este desenfreno de precios: “El aumento sostenido de los precios, afecta a la producción, salarios, empleo e inversiones. Además, la inflación impacta directamente sobre la pobreza. Si bien tenemos menor poder adquisitivo mes a mes, esto incide con mayor fuerza en quienes tienen menores ingresos”.
La propuesta para los economistas de FADA destacan que las soluciones deben apuntar a: “Dejar de imprimir pesos además de solucionar el desequilibrio monetario; y generar un plan económico que sea consistente y permita generar confianza”.
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