En los antiguos silos de Aimé Painé 1169, tierra volcánica traída desde Mendoza evoca un altar pulverizado, un corpulento motor V8 pende del hecho y una pantalla repasa los entierros de aviones que Hiorns, Premio Faena 2016, viene realizando hace años en distintos continentes. La obra se completa con la interacción que jóvenes performers desnudos mantienen con esos elementos: dialogan, los rondan, los usan y no eluden la intervención del público.
Lo que ocurre intramuros sirve de pie de página para lo que a dos cuadras, en Aimé Painé al 1400, se replicará a cielo abierto: un algarrobo añoso envuelto con espuma hasta la copa, asientos de cardos metálicos que pinchan, una máquina de rayos X o un congelador resignificados a partir del contacto con cuerpos que no alcanzan la adultez.
La escena -que podrá verse hoy de 14 a 18 y mañana, el miércoles y el domingo próximos de 12 a 18- incluye turbinas de aviones que habrían sido utilizadas durante la Guerra de Malvinas, en 1982. «Un trabajo prácticamente arqueológico, realizado a partir de objetos encontrados que cargan con la memoria histórica del lugar y son puestos en diálogo con cuerpos juveniles, símbolo de lo potencial, del futuro», resumió el curador Pablo León de la Barra.
Ese «umbral» al que refiere el site specific de Hiorns (Birmingham, 1975) «es el momento en que entramos a un nuevo reino, quizás más cínico y hastiado que el anterior. Un renacimiento hacia la comprensión de una verdad oculta», explicó a Télam el artista, conocido por el método que propone «insultar a los objetos que insultan a la humanidad para crear nuevas condiciones y comportamientos, escindidos de autoridades por fuera del individuo».
«Para ser artista en la actualidad e intervenir en el futuro del arte no alcanza con pensar estructuralmente, hay que pensar en términos de funciones y comportamientos. Ahí está el valor de la performance: una interacción que permite investigar y jugar con el comportamiento humano para alcanzar nuevas formas de comprensión», resume.
– Télam: Uno de los objetos elegidos son turbinas de aviones que combatieron en la Guerra de Malvinas en 1982. ¿Por qué?
– Roger Hiorns: Ese hecho estuvo en mi mente desde el principio. Estoy emocionado de exponer en la Argentina, un país de fascinación y belleza legendarias para mí, con el que hemos compartido un conflicto muy problemático. Mi juventud estuvo marcada por los partes televisivos y las noticias del enfrentamiento y, como cualquier país que se identifique a través de sus guerras, el Reino Unido aún conserva, aunque en decadencia, una memoria jingoísta. Las turbinas son fascinantes, han visto conflictos, han moldeado directamente la historia que afectó el presente de los jóvenes de entonces, que hoy es una marca en su presente de adultos. Tal vez la juventud tenga la última palabra sobre esta cuestión, ahora que vive en una sociedad que les permite desnudarse al aire libre, dentro de una obra de arte, y posicionarse desde su ser más íntimo.