Parece una historia simple pero tiene sus lados oscuros: la protagonista es una mujer un tanto resentida y llena de cinismo que vive con su hijo Morgan, fruto de un vientre alquilado a una empleada de la empresa «Washed tombs» que comanda su ex marido, quien robó una idea rentable: el «Concurso Mortuorio Nacional», donde los muertos, a través de médiums, dicen lo que no pudieron en vida.
Estramil nació en Montevideo en 1965. Publicó libros como «Rojo», «Hispania Help», «Irreversible», «Caja negra» e «Iris Play».
– Télam: ¿Cómo nació la idea de hacer escribir a los muertos?
– Mercedes Estramil: Es una novela que surgió de varias deserciones de mi vida: muertes, abandonos, crisis de pareja y ese tipo de cosas. Sabía que quería hablar sobre los muertos, sobre cosas que se terminan, pero al mismo tiempo no lo quería hacer en una clave solamente negra o fúnebre. Entonces surgió esa idea del «Concurso Mortuorio Nacional» en la que participan escritores o personas comunes que ya murieron pero se quedaron con cosas por decir. Me surgió eso y le inyecté humor a lo que tiene la negrura del texto.
– T: ¿En tu caso la escritura sirvió para exorcizar?
– M.E.: Al final no se sabe bien si la literatura te sirve para exorcizar ciertos temas o si es que todos los temas que van pasando por tu vida los vas convirtiendo en literatura.
– T: ¿Desde qué edad o momento fuiste consciente de la muerte?
– M.E.: Creo que se es consciente con la muerte de los padres, porque la generación que te precede desaparece. Ese es el momento en que dejás de ser hija porque se pierden los referentes y eso te pega más. En mi caso perdí a mis padres de grande, casi a los 50, y creo que ahí hubo un quiebre importante en mi vida.
– T: ¿Tus propios padres tienen alguna relevancia en este libro?
– M.E.: La figura de mi madre, que es con la que quería dialogar. La literatura te sirve para hacer realidad los diálogos que no tuviste porque no era el momento. La muerte instala una barrera de «ya no más», de «imposible», porque después de la muerte no se puede reelaborar nada. Se te van las voces, los gestos y todas esas cosas que no quedan en las fotografías. Lo esencial se pierde, no vuelve… entonces la literatura, aunque sea ilusoriamente, te permite recrear eso.
– T: ¿Buscaste, a través de la parodia, hacer una crítica a la sociedad?
– M.E.: La protagonista es la casera de la adinerada familia Reyes. Aprovecho un viaje que ella hace desde su trabajo en el barrio rico de Montevideo hacia Nuevo París, la zona pobre, y ahí hablo de una sociedad deprimida, llena de lumpenes, de desarreglos, de cosas que tendrían que funcionar y no funcionan. También hay una crítica a cómo somos como humanos: esencialmente tenemos un perfil malvado con una propensión a lo oscuro, que trato de verlo con cierto humor para que la negrura del texto no sea tanto.
– T: Al comienzo del libro rescataste la frase: «Enfrentémoslo, he sido momentánea» ¿Qué significado tiene para vos?
– M.E.: Es una frase fuerte que me impactó. Se puede hacer una la lectura desde el amor, porque cuando uno termina una relación se da cuenta que fue un momento de su vida. Y también se puede leer como un mensaje a la vida, porque todos somos un segundo y de eso te das cuenta cuando tenés las primeras pérdidas de la vida.
– T: ¿Cómo fue tu recorrido hasta llegar a la literatura?
– M.E.: Fue un camino largo porque comencé de grande. Primero estudié Ciencias Económicas y después pasé a Humanidades donde me sentí sin presiones, más libre, y donde tuve la suerte de que un puñado de profesores me hicieran amar la literatura. Para mi padre fue fuerte porque él quería para mí una carrera de futuro y veía que en Humanidades no iba a tener trabajo fijo; sin embargo cuando vio mi primer libro publicado, se iluminó y nunca más me reprochó el cambio de carrera.
– T: ¿Qué reflexión te deja que Montevideo haya sido la ciudad invitada de honor a la última Feria del Libro de Buenos Aires?
– M.E.: Es una ventana importantísima y una posibilidad más para el escritor, que tiene que ser paciente para que se conozca su obra, porque sino está jodido.
– T: ¿En qué momento se encuentra la literatura uruguaya en estos momentos?
– M.E.: Verla también como un bloque es difícil, porque hay muchas literaturas uruguayas. Hoy se está poniendo en foco a una serie de jóvenes de mediana edad que están creando un movimiento efervescente como Gustavo Espinosa, Martín Betancor, Natalia Mardero. Gente joven cuyos libros están circulando. Puede decirse que el concepto generacional está asociado, no tanto por una intensión manifiesta por parte de los autores para formar una generación, sino por la pertenencia a determinadas cosas. La editorial HUM, por ejemplo, logró nuclear a un grupo de gente que tuvo la posibilidad de publicar y mantenerse en el tiempo y que están reformulando la literatura uruguaya.