«De iglesias y de amores», que relata la vida y muerte de Felicitas Guerrero, «De depósitos bancarios y de otros depósitos», la leyenda de los fantasmas del Banco Nación, y «De hamacas y periodistas», el caso de la hamaca que se movía sola en una plaza del pueblo de Firmat, en Santa Fe, son algunas de las historias que rescataron los autores para trasladarlas a un vocabulario ágil y entretenido.
– Télam: ¿Cuál es la necesidad de contar leyendas para chicos?
– Graciela Repún: Las leyendas están ligadas a elementos precisos de la comunidad e integran nuestra memoria colectiva porque se refieren a ciertas personas en particular, a sucesos o tiempos determinados ubicados en zonas reconocibles. Así que, en principio nos dan, a grandes y a chicos, un sentido de pertenencia. Además, al haber sido transmitidas a través de generaciones en forma oral, donde cada narrador añadió, quitó o modificó a su estilo la historia original, las leyendas, sin perder el trasfondo folklórico, están en permanente y vitalísima recomposición.